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  • Foto del escritorSvedana

Una sensación


Para las pocas personas que leen mi blog, a diferencia de los temas que suelo abordar, me gustaría compartir con ustedes ... un sentimiento. Recientemente pasamos las vacaciones de Navidad, en un contexto especial, donde espero que todos hayan podido apreciar plenamente este año la compañía de sus seres queridos. Quería compartir con ustedes lo que pude conservar de ese momento, precisamente esa noche del 24 de diciembre, pero era algo que ya estaba despertando.


¿Recuerdas la última vez que te reiste a cargajadas, tan fuerte que fue imposible parar, hasta te saca unas lágrimas (pero sin alcohol) y te hechan de la clase (sí)? Cuando fue la última vez que sentiste que alguien o algo te conmovió tan profundamente, que sentiste físicamente un fuerte calor en el corazón, más precisamente una sensación de calor en el pecho? ¿Recuerdas tu cuerpo la última vez que se sintió sin aliento y dolorido, al mismo tiempo llenó de adrenalina, pero no después de hacer deporte, sino después de correr detrás de alguien solo para que pudieran decírselo "te atrapé"?



Esto es lo que me vino a la mente, lo que los niños tienen la oportunidad de experimentar a diario: asombro, descubrimiento, alegría, imprudencia, el compartir, la dulce locura, todas estas emociones sinceras que hemos ido perdiendo. Esas reminiscencias eran como destellos, enviando pequeñas corrientes eléctricas en mi cabeza y en mi cuerpo, los vestigios de momentos de pura felicidad grabados en nuestras neuronas. Esto es lo que quería compartir con ustedes, redescubrir esa infancia o esa adolescencia, aunque sea cierto que la vida cotidiana de los "adultos" deja poco espacio para eso, encontremos de nuevo esa frescura, y olvidemos el " me tomarán por loco "o" pero con la edad que tengo".



Sin embargo, es hora de que dejemos fluir todo esto, evacuar lo que nos impide respirar profundamente, recuperar la energía para correr a toda velocidad, participar en la verdadera maratón de la vida, la de las emociones. Y no arrepentirme de nada, o tal vez de no haberlo hecho antes. Mientras el niño rompe el papél de regalo con una mezcla de impaciencia y alegría, libera tus emociones y descúbrelas, disfruta de los beneficios. Fluye con esa sensación dentro de ti que no proviene de una pantalla, sino simplemente de tu conexión contigo mismo y con lo que te rodea.

Como el pavo real extenderá su cola para mostrar a los demás el esplendor de su plumaje, los colores brillantes y toda su majestuosidad, me gustaría que decidieras hacer lo mismo este año. Este animal es un símbolo de apertura y de aceptación, hindúes y católicos ven en él la inmortalidad, la sabiduría y la iluminación para los budistas. Ella es mi regalo para este nuevo año, abraza esa sensación sencilla y pura nuevamente, en él aquí y ahora, y muestra el ser majestuoso y colorido que eres frente a los demás. Con toda la confianza y el amor que se te ha dado como persona única.


Ya sea el olor del café de la mañana, la sonrisa de tu hijo, la mirada que cruzas con el ser querido y la canción de hace 20 años que todavía te dan ganas de cantarla o incluso bailarla. Adelante, déjate llevar, diviértete, ama .... vive la vida.






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